30 jun 2010
¿Parecidos razonables? El plagio en el diseño gráfico

La línea que separa el plagio y la casualidad en el diseño gráfico puede ser muy fina. Es muy común recordar campañas, carteles, anuncios o logotipos cuyos parecidos son más que razonables. Nuestro post de hoy va dedicado a esto: PLAGIO, va por ti!!
Nadie duda que Internet es una fuente inagotable de información. La red ha abierto campos al conocimiento y al arte que antes únicamente nos ofrecían revistas especializadas o carísimos libros de diseño (FNAC, ¿cúantas tiendas habrás abierto gracias a todo el dinero que te he dejado?).
Al principio en pequeñas comunidades (Deviantart fue de las pioneras y es una de las más importantes en la actualidad), pasando por foros especializados de diseño y por supuesto el omnipresente Youtube, donde podemos encontrar vídeos tan curiosos como los de los grandes plagios de Telefónica: (http://www.youtube.com/watch?v=FT4HKA73x-Q&feature=player_embedded). La compañía española no se corta un pelo a la hora de fusilar no una, ni dos, sino tres vídeos de empresas y particulares y utilizarlos en sus spots. Cuidado amigos: nadie está a salvo de las garras del plagio. ¿A quién debemos culpar en este caso? ¿A Telefónica, que es la marca que asume la creatividad de otros? ¿ O a la empresa responsable de la campaña (en este caso, BBDO)? Resulta alarmante que una gran multinacional que se jacta de tener Laus, Leones y Soles a patadas tenga que recurrir a la creatividad de estudiantes, aficionados y pequeñas empresas.
Ejemplos similares podríamos poner a miles, pero uno quizás bastante sonado fue el cartel de la película “Mapa de los sonidos de Tokio” de Isabel Coixet. La directora catalana, gran defensora de los derechos de autor, parece que no lo fue tanto al plagiar su productora una fotografía para el cartel de su última película. La obra, un ojo maquillado con rasgos orientales (obra del fotógrafo Javier Aramburu) fue ligeramente retocado con photoshop (gran programa de retoque fotográfico conocido por corregir granos, celulitis y aumentar o disminuir el grosor de pechos/labios/pómulos sin necesidad de pasar por quirófano). En este caso, no sería un plagio como tal, sino una apropiación indebida de una imagen privada con un retoque posterior para “escurrir el bulto”. Este recurso, un habitual en los casos de plagio, es muy sencillo y vale para todo: Coges un logotipo/cartel/loquesea, lo modificas un poco, cambias los colores, un poco la tipo y ¡un nuevo original! Ante la evidencia de estos casos, los autores (ejem, plagiadores) salen airosos con respuestas como estas: “Todos bebemos de las mismas fuentes” “son recursos gráficos muy habituales””No lo había visto en mi vida, puede que tengan alguna similitud, pero mi concepto es completamente distinto ¿?”
Sea como fuere, como ya decíamos más arriba a veces es imposible determinar si fue antes el huevo o la gallina, o si acabamos creando obras que se han quedado en nuestro subconsciente, y luego las reproducimos sin darnos cuenta (doy fe que esto puede pasar). Recordemos que las ideas como tales no se pueden patentar, y que Internet es una fuente inagotable de información, para lo bueno y para lo malo.
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